Por esa época (el dos mil, el dos mil uno) veía mucha más televisión de lo que debía. En un canal de música, no recuerdo cual, pasaban siempre especiales sobre grupos, o artistas, que estaban de moda en ese momento. O no en ese momento, sino unos años antes, ya que nada era tan inmediato como ahora, sobre todo en la tele: tocaba esperar que algo fuera lo suficientemente bueno o raro para que se mostrara en la pantalla. Siempre Manu Chao, siempre Blur, creo que pasaban de ahí pero no quería mirar otras cosas.
Cuando estaba en el colegio me empezó a llamar la atención Mano Negra, porque seguramente transmitía algo que yo podía canalizar bien, una sensación como de malestar permanente y de aislamiento que nadie mas podía sentir, una rabia contenida que no sirvió absolutamente para nada. No era un autista como tal, pero no me gustaba pertenecer a ninguno de los dos bandos que había entonces: los gomelos y los ñeros. De unos conservo el vocabulario y de los otros el recuerdo de una novia que quise mucho y un ojo morado porque no era mía. Para entonces mi mejor amigo me regaló una revista de Mano Negra que debo tener todavía en una carpeta en un cajón en algún lugar. Seguro que cuando busque algo con urgencia aparecerá sin problema y volveré a perder horas viendo esas fotos y leyendo una historia que ahora no recuerdo pero que seguramente me iré aprendiendo de memoria nuevamente.
Esa canción es una versión nueva de esta otra, que tanto me gustaba (entre muchísimas mas de Mano Negra, quizás mi grupo favorito) y que definía un poco mi personalidad
El tono cambia, claro, y no pasó mucho tiempo para que la canción que puse en la entrada de este blog me gustara mucho más. Quien sabe por que me dejó de interesar la versión original por la otra, que a lo mejor puede sonar peor.
No recuerdo haber consumido drogas en ese tiempo, solo que me gustaba el video. A lo mejor de ahí nació el gusto: me entró por los ojos y la melodía era pegajosa. Ahora que lo pienso no es gran cosa la canción, pero uno a veces termina en esa situación: le da importancia a cosas que a lo mejor no lo merecen. De conocerla en estos tiempos la usaba de ringtone, y ya.
Creo que eso me empezó a definir después, ese tono melancólico y pausado. Envejecí antes de tiempo, al parecer.
Puta canción.
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